Desde este lugar escribo, incesante,
lanzando palabras contra el humo,
contra los muros de aire petrificados,
contra los oscuros cristales de la costumbre,
contra las distantes pisadas de la suerte.

Desde este lugar sediento y olvidado,
¡Cuantas palabras, cuantos gritos sepultados!

He visto a la locura enamorarse del tiempo,
y viajar a veces en los abrigos del mundo.
Otras, en los ojos cerrados de la gente.

Y mientras, toda gira y yo lanzo palabras.
Palabras contra ese aire,
palabras contra ese muro.
Palabras contra el tiempo o contra el humo.

Inquietante agua que me ahoga liviana,
en las tormentas dulces de la calle…