Del poemario En los cafés de la luna
Noche sideral
Duermo en una cama de piedras,
madre que me acoge ¡es la tierra!
Con el espíritu del indio rezo,
abrazado a la hierba que me toma…
Horadando el firmamento a exilios,
llené mi cuerpo de vivas luciérnagas.
Recostado en el valle ¡ausente!
volaron en sueños mariposas ciegas.
Un vacio onírico cae entre las grietas,
en utópicos giros que abren sus puertas.
Caóticos signos en rocosas verdades,
emulando espectros que yacen irreales.
Nada me turba bajo la bóveda celeste,
¡diálogo de silencios y susurros vehementes!
crece allí el espacio y me envuelve,
de su serenidad me alimento plenamente.
Cada sombra ¡una palabra viviente!
cada palabra ¡un secreto encontrado!
lo natural se hace dueño y fundamento,
del corazón en este mundo olvidado.
Para tus noches se hicieron mis ansias,
para tu frío azul mi piel de arena,
para tu canto el ulular de las tormentas,
para tu oscuridad ¡miles y miles de estrellas!
Miguel F. Martín
Capítulo -Natural presencia [Breve de lo inabarcable]
Editorial - Atlantis (2011)
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